En la antigüedad era muy difícil
separar la magia de la ciencia básica definida como hechos demostrados mediante
el método científico. En antiguas civilizaciones los “médicos” eran también
considerados magos ya que muchas de las curas para distintas enfermedades no
estaban demostradas pero por el uso de diferentes sustancias que habían observado que tenían sus efectos (mayoría hierbas), las civilizaciones los
consideraban personas con poderes especiales.
Con el pasar de los años
empezaron a dividirse…la magia se la comenzó a considerar
un arte con el cual se pretende producir resultados contrarios a las leyes
naturales. Mientras que la ciencia se la definió como el conjunto
de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, (sistemáticamente
estructurados) de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad
predictiva y comprobables experimentalmente.
Sin embargo existen periodo de
nuestra historia donde hechos, considerados hoy en día teorías científicas, fueron
en su momento productos de la magia… (Todo depende de la época y el contexto
no?).
Hace ya bastantes años atrás
cuando leí el primer libro de Harry Potter (Harry Potter y la piedra filosofal)
me llamo la atención que la autora utilizara conocimientos de la alquimia, una
disciplina de la antigüedad que utilizaba muchos conocimientos (obtenidos hasta
ese momento) de la química. En especial la piedra filosofal. A su vez Paulo
Coelho en su libro “El
alquimista” (otro libro leído en mi adolescencia) también hace referencia a
esta a esta sustancia, lo cual mi curiosidad me llevo a investigar sobre ella...
¿Que es (o era) la piedra
filosofal?:
Para los alquimistas (personas que
practicaban la alquimia) la piedra filosofal era una sustancia (que en realidad
no se conocía su consistencia color ni forma) capaz de convertir el plomo en
oro. Claro que en esa época no se conocía las propiedades y características de
cada elemento de la tabla periódica (de hecho ni se había establecido la tabla
periódica), y por ello se creía que todos los metales (o la mayoría de ellos)
eran inter-convertibles.
El interés de lograr esta
conversión entre dos metales diferentes era porque el oro tenía un valor
comercial mucho más alto que el plomo y el plomo era más fácil de conseguir que
el oro debido a su abundancia. En otras palabras “por la plata (y no el metal
específicamente) baila el mono”.
Por otro lado, y para sumarle más
expectativas a la tan buscada sustancia, se creía que la piedra filosofal era
un “elixir
de la vida”, es decir una sustancia capaz de curar todo mal y lograr la
vida eterna.
En el libro de “Harry Potter y la
piedra filosofal” de J. K. Rowling se le da peso al concepto de la inmortalidad de
dicha piedra, mientras que en el libro “el alquimista” de Paulo Coelho se le da
más peso a la intención de convertir el plomo en oro. Es por esto que podemos
ver como la ciencia, en estos casos el inicio de ella, también se encuentra
presente en la literatura universal, y aunque ambas son historias de ficción, y
dedicadas a diferentes públicos, esconden (a mi parecer y entender) las dos
ambiciones más queridas por todos los seres humanos, la vida eterna, y la
riqueza infinita.
Como dichas ambiciones todavía
siguen vigente, (y considero que seguirán mientras dure la raza humana) grupos de científicos de
la actualidad han logrado, por medio de un acelerador de partículas y una
emisión muy grande de energía convertir el bismuto (otro elemento cercano al
plomo) en oro. Ojo, hay que tener en cuenta los detalles, no menores, de que las cantidades de oro que se lograron
fueron ínfimas y que cuando se llevo a cabo dicho experimento costó alrededor de 5.000 dolares la hora, por lo que costaría mas de mil billones de dolares producir 28 gr (1 onza) de oro. Pero, a pesar de los detalles, este concepto demuestra que teóricamente es posible lograr
la trasformación de plomo en oro.
Si a esta idea le sumamos los
avances en medicina logrados por décadas que han hecho aumentar la esperanza de
vida (en aproximadamente 30 años desde inicios del siglo XIX hasta la
actualidad) y la posibilidad de que Mirtha Legrand tenga escondido en su
dormitorio un frasquito con “elixir de la vida eterna” podemos decir que a pesar de
que nunca logremos la inmortalidad ni la producción masiva de
oro en la cocina de casa, estas dos ambiciones del ser humano han sido las
promotoras de grandes avances científicos por décadas!
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